MONTERRUBIO
(a
12 Km. de Cobos) |
Monterrubio es un pueblo
de la provincia de Segovia situada a 31 Km. al sudoeste de la capital.
Tiene una extensión de 26 kilómetros cuadrados. Su altitud
sobre el nivel del mar es de 945 metros. El significado de su
nombre hace referencia a un bosque de color rojizo.
Aunque está en desuso, tiene categoría de villa, título que posee al
menos desde el siglo XVII, tal y como se desprende de la
documentación conservada. En este sentido, en el archivo de la
Real Academia de la Historia existe un documento de la sección
Salazar de Castro que cita a Monterrubio como villa en 1614.
Por otra parte, en el Archivo Histórico de Protocolos de
Madrid se halla, entre otros documentos relacionados con esta
villa, el testamento de don Antonio Mexía de Tobar y Paz, III
Conde de Molina Herrera, firmado y fechado el día 9 de
septiembre de 1674, donde se declara señor de las villas de
Monterrubio, Santo Domingo, Pozanco, Tobar y Molina de
Herrera. Por otro lado, en el Archivo Municipal de Segovia se
custodian numerosos documentos donde aparece citado como
villa, tal es el caso del que lleva por título “coteo del
término, relación jurada de los ganados que tienen sus vecinos
y cuentas de su concejo desde 1734 a 1739”; o las
“cuentas de propios” de 1735, 1736, 1737, 1738 y 1739.
En el Archivo Histórico Provincial de Segovia existe una copia
de 1751 del Catastro del Marqués de la Ensenada, con
cuatro libros manuscritos referentes a las diligencias que se
hicieron sobre la contribución de sus habitantes según sus
pertenencias. Refuerza este tratamiento la inscripción del
dintel de una de las puertas de la Casa Consistorial cuando
indica que en 1790 era real pósito de granos. Así como en el
Diccionario Geográfico-Estadístico-Histórico de España y
sus posesiones de ultramar redactado entre 1845 y 1850 por
Pascual Madoz, al ocuparse de la provincia de Segovia. Del
mismo modo en varios documentos del Archivo Municipal de
Monterrubio, pertenecientes al último tercio del siglo XIX y
principios del XX, todavía se empleaba asiduamente el
calificativo de villa. E incluso en el último nomenclátor de
la provincia de Segovia correspondiente al 1 de mayo de 1996
figura como villa habitada por 71 personas, de las cuales 36
son de sexo femenino y 35 son del masculino.
Se desconoce su antigüedad exacta, pero esta localidad debió
ser originariamente poblada por riojanos procedentes de una
población llamada Monterrubio de la Demanda (ahora
perteneciente a la provincia de Burgos) durante las campañas
de reconquista emprendidas por Fernando I (1037-1065) y
Alfonso VI (1065-1109).
Pertenecen a su jurisdicción municipal la finca privada de
Lastras de La Lama, otrora caserío de Las Lastras de Blasco
García, mencionado ya en 1247; y el despoblado de El Tobar,
antaño San Martín de Hayuela, citado con este nombre en 1162
por primera vez, pero sustituido por el anterior en 1614 por
el que fuera su dueño, don Pedro Mesía de Tobar, a quien el
rey Felipe III concedió el título de Vizconde del Tobar en
dicho año de 1614.
El primero de estos dos lugares sigue habitado, forma parte
del Ayuntamiento de Monterrubio, y se sitúa a 3 Km. al
sudoeste de dicha villa. Del segundo tan sólo quedan sus
ruinas que se ubican a 2,6 km. al noroeste de Monterrubio,
entre esta población, Lastras de La Lama, Lastras del Pozo y
otro despoblado que se llamaba Muñomer.
Las primeras
referencias históricas seguras de Monterrubio corresponden al
año 1162, por lo que debió ser fruto de la mencionada
repoblación de la zona por riojanos, que tuvo lugar
inmediatamente después del avance de las tropas cristianas de
los reyes Fernando I y Alfonso VI, durante la Reconquista. En
este sentido, en un libro manuscrito que se halla en la
biblioteca del Marqués de Lozoya, escrito en 1646,
probablemente por un monje de El Escorial, con anotaciones de
otras personas, que lleva por título Razón del Origen y
Antigüedad de la Iglesia de Santa María de Párraces y su
abadía, privilegios, posesiones, términos, pleitos, concordias
y todo lo demás a ella perteneciente, aparece citado
en 1162 Monterrubio, como término al que pertenecía el
despoblado de San Martín de Hayuela (ahora El Tobar). Tal
libro trata sobre algunas curiosidades acerca de la manera de
administrar toda la hacienda que tenía el monasterio de San
Lorenzo a mediados del siglo XVII en diferentes partes,
principalmente en la abadía de Párraces. Por otra parte,
quedan evidentes vestigios románicos en la cabecera de su
iglesia parroquial que confirman su origen medieval, cuando
menos del siglo XII. Además en el Archivo del Palacio Real de
Madrid se encuentra un legajo donde queda reflejado claramente
que en este año de 1162, Willelmus, obispo de Segovia, hizo
donación de la iglesia de San Martín de Hayuela a la abadía de
Párraces (A.G.P. Leg. 1968, exp. 40; noticia recogida asimismo
por GAVILAN, Enrique, El dominio del monasterio de Párraces
en el siglo XV. Un estudio sobre la sociedad feudal,
Zamora 1986, 96). En este recorrido histórico que estamos
haciendo cabe citar también que una bula del Papa Inocencio
IV, fechada el 5 de mayo de 1247 en Lugduni, señala que la
abadía de Párraces tenía algunos bienes en Monterrubio, aunque
esta última población, desde el punto de vista eclesiástico,
no dependía del citado monasterio (AGP. Leg. 1680; y GAVILAN,
E., o.c., 116). A lo largo de la Edad Media Monterrubio
pertenecía a la Comunidad de Ciudad y Tierra de Segovia,
dependiendo del Sexmo de San Martín; en concreto, durante los
siglos XV y XVI se cita varias veces contribuyendo en las
derramas de pechos concejiles y servicios reales (ASENJO
GONZALEZ, María, Segovia, la ciudad y su tierra a finales
del Medievo, Segovia 1986, 91-95).
Aunque la
historiadora María Asenjo aporta interesantes datos
demográficos sobre Monterrubio, correspondientes a los años
finales de la Edad Media y a los iniciales de la Moderna,
indicando que en este lugar había 6 pecheros en 1481; que
entre 1500 y 1505 tenía 20 vecinos y 6 pecheros; y que en 1528
los vecinos ya eran 36 (lo que supuso un crecimiento rápido de
su población); el primer censo de población en el que de
manera “oficial” aparece el municipio de Monterrubio es en el
Censo del 11 de mayo de 1587, según la relación hecha
por el notario público de la ciudad y obispado de Segovia don
Francisco de la Peña Maldonado. Dicho censo fue recogido en un
texto de 1829 redactado por Tomás González, quien cumplía un
encargo real. Este personaje ordenó y clasificó por esas
fechas del siglo XIX gran cantidad de documentos del Archivo
de Simancas y entre ellos el mencionado censo de 1587. Por él
sabemos que en este año Monterrubio estaba formado por su
propio centro y su anejo Lastras de Arriba. Contaban ambas
poblaciones con 2 pilas bautismales y 42 vecinos. Poco
después, en concreto en el Censo de Castilla de 1591,
se dice que formaba parte del Sexmo de san Martín de Segovia y
estaba compuesto por 35 vecinos, de los cuales 34 eran
pecheros (contribuyentes que pertenecían al pueblo llano, los
cuales pagaban el impuesto de la alcabala) y 1 clérigo.
Durante
el siglo XVII la documentación es parca en lo que a censos de
población se refiere, porque tan sólo tenemos noticias
aisladas que no permiten formar un padrón fiable de
Monterrubio en esta centuria. En cambio, en el siglo XVIII son
numerosos y muy explícitos los censos de población que se
hicieron para toda España. Cabe citar entre ellos el Censo
del Marqués de Campoflorido de 1712, que se hizo por
encargo del Real Consejo de Hacienda para un mejor reparto de
los impuestos a raíz de la Guerra de Sucesión (Censo de
Población de Campoflorido de 1712, Madrid 1995, I.N.E.). En él
se indica que Monterrubio contaba solamente con 13 vecinos, y
su anejo Lastras de La Lama con 1. Pero a nuestro entender
debe tratarse de un error, pues a mediados de siglo había 53
vecinos. El siguiente censo en importancia fue el que realizó
el Marqués de la Ensenada durante los años centrales de esta
centuria, que en el caso concreto de Monterrubio se hizo en
1751 (AHPSeg., Catastro del Marqués de la Ensenada,
1-5-1751). Este es uno de los más completos, pues indica
que entonces había en la localidad de Monterrubio 53 vecinos,
incluidas cuatro viudas; 48 mujeres casadas; 6 mujeres mayores
de edad, solteras; 44 varones menores de edad; 36 hembras
menores de edad; 14 criados, mayores de edad; y 2 pobres de
solemnidad. Se declaran 42 casas, dos de las cuales eran de
campo, y el resto estaban en el casco urbano, y ninguna pagaba
tributo por el establecimiento del suelo. Tenía también “una
casa que sirve para las Juntas del conzejo y taverna; y otra
casa que también sirve de carzel, las que no harrienda
mediantte el destino de sus ministerios; y en la mesma forma
disfruta otra que sirbe de fragua”. Había entonces en
Monterrubio un cirujano; un tabernero; un cura párroco; un
sacristán; un operario de la cilla o almacén donde se
guardaban los diezmos o décima parte de los frutos en granos,
lana y corderos que se pagaba a la Iglesia, según una
costumbre del siglo IV; un cardador y dos ayudantes suyos; un
herrero; un industrial de la lana; 57 jornaleros de “labranza
y pastoría”; un guarda del campo; y dos pobres de solemnidad.
Por estos
años centrales del siglo XVIII, la mayor parte del término
de Monterrubio, a excepción de su anejo Lastras de La Lama
que era propiedad del Conde de Baños, pertenecía al
Conde de Molina Herrera. Por su parte, el Concejo contaba
tan sólo con algunas tierras de secano, parte de las eras,
algunos chaparrales de matas bajas, un corral en el Barrio de
Arriba que medía doce pasos de frente y diez de fondo, y tres
casas. Dichas viviendas estaban: una en el Barrio de Abajo,
que además servía de taberna y de cárcel, la cual medía doce
pasos de frente y dieciséis de fondo; otra, también en el
Barrio de Abajo, tenía de frente cinco pasos, y de fondo
siete; y la última en el Barrio de Arriba, que se usaba
asimismo como fragua, y medía de frente doce pasos y de fondo
diez.
El agregado
de Lastras de La Lama que, como va dicho, pertenecía al Conde
de Baños, poseía un extenso término compuesto por 430 obradas
de secano con encinas; 50 obradas de prados; 2 obradas de
eras; 850 obradas de monte de encina; 450 obradas de chaparral
de encina; y 50 obradas de tierra sin cultivar.
Otra de las
grandes aportaciones en el estudio de la población española
del siglo XVIII nos la proporciona el Censo del Conde de
Aranda redactado entre 1768 y 1769, aunque dado a conocer
en 1773, del que actualmente el Instituto Nacional de
Estadística ha publicado 3 volúmenes, pero, por ahora, se ha
quedado en la provincia y diócesis de Cuenca, pues sigue un
orden alfabético. En el futuro inmediato dicho Instituto
completará la serie del que es considerado el primer censo
moderno realizado en toda Europa.
Pocos años
después aparece el Censo de Godoy de 1797, mandado
hacer por orden del rey Carlos IV, aunque no se terminó hasta
1801. En esta ocasión, figura Monterrubio como villa, y sus
agregados Lastras de La Lama, como granja; y El Tobar, como
despoblado; todos ellos pertenecientes al Sexmo de San Martín
de la Tierra de Segovia.
En el
Nomenclátor de la provincia de Segovia de 1863, que
se conserva en el Archivo Municipal de Segovia, aparece la
villa de Monterrubio y su agregado Lastras de La Lama con una
población de 246 habitantes. Presta además especial atención a
los edificios, señalando que el caserío de Lastras tenía 7
inmuebles, de los cuales 2 estaban constantemente habitados y
5 deshabitados. En cuanto a la altura de los mismos, una casa
estaba compuesta por tres pisos que debía ser el antiguo
palacio; otra vivienda estaba formada por dos pisos; mientras
que cuatro casas tenían un solo piso; y una construcción
menor, quizás una barraca. Por su parte Monterrubio contaba
con 64 casas habitadas de continuo, y 22 deshabitadas. 24 de
las cuales tenían un solo piso, y las 62 restantes estaban
compuestas por dos pisos. Había también en el término
municipal de esta villa 2 palomares que distaban de la cabeza
del distrito 170 y 250 metros, respectivamente.
La población
de hecho en Monterrubio según el Censo de 1887 era de
333 habitantes, 177 varones y 156 hembras; siendo la población
de derecho de 307 individuos, 159 varones y 148 hembras. En
cualquier caso, siempre había algunas personas transeúntes. En
este sentido, eran 40 forasteros españoles (27 varones y 13
hembras) los que residían entonces en dicho lugar. Por el
contrario, estaban ausentes de la villa 14 personas (9 varones
y 5 hembras).
Durante los
años finales del siglo XIX y la primera mitad del XX la
población de Monterrubio fue en aumento, pero inmediatamente
después empezó a descender hasta llegar a los 64 habitantes
del año 2002. La caída en el número de habitantes empezó en el
último tercio de la pasada centuria, descendiendo
vertiginosamente. Así en 1940 había 408 habitantes, 100
viviendas, y 39 edificios para otros usos; en 1945 los
habitantes eran 449; y en 1950 tenía 472 habitantes, lo cual
supuso un aumento considerable y bastante rápido. Pero en 1955
se produjo un notable descenso en la población, aunque no en
los inmuebles, pues entonces tenía 424 habitantes, 92
viviendas y 47 edificios para otros usos. La población seguía
descendiendo en 1960, pues eran 377 los habitantes, 84 las
viviendas y 55 los edificios para otros usos. Cayendo en
picado, pues en 1965 eran solamente 252 los habitantes;
mientras que las viviendas apenas descendieron, ya que eran
82, y los edificios para otros usos 57. El descenso de
población es tan evidente e implacable en los últimos años,
que en el Nomenclátor de Segovia del año 1996,
confeccionado por el Instituto Nacional de Estadística,
Monterrubio tenía tan sólo 71 habitantes, de los cuales 35
eran varones y 36 hembras. Como hemos dicho antes, en la
actualidad, es decir, en octubre del 2002, son 64 los
habitantes censados en esta población.
En otro orden
de cosas, desde los primeros años del siglo XVII y hasta los
inicios del XIX, Monterrubio fue señorío del Conde de Molina
Herrera, título nobiliario que le había sido concedido por
Felipe IV según real despacho de 27 de junio de 1627, a don
Pedro Mexía de Tobar y Velázquez, caballero de la Orden de
Santiago y miembro del Consejo de Hacienda. Se mantuvo dicho
señorío entre sus herederos, durante varios siglos, hasta el 6
de agosto de 1811, fecha en la que se firmó en Cádiz la Real
Cédula por la que, entre otras cosas, quedaban “incorporados á
la Nacion todos los Señoríos jurisdiccionales de qualquiera
clase y condicion que sean”.
Entre los
edificios más representativos del entramado urbanístico de
Monterrubio y sus anejos el caserío de Lastras de La Lama, y
el despoblado del Tobar, destacan especialmente los de uso
religioso; pero también resultan interesantes algunos de tipo
civil, como el palacio de Lastras; la Casa Consistorial de la
villa; varias casonas, entre las que destaca la que perteneció
al Conde de Molina Herrera; y algunas viviendas particulares
que mantienen la tradición constructiva típica de Castilla.
En Lastras de La Lama brilla con luz propia la iglesia
románica de
San
Lorenzo,
pues aunque es relativamente pequeña, ya que su población
nunca fue numerosa, está realizada con buenos sillares de
piedra caliza, de lo mejor que se hizo por esta zona tan
meridional de la provincia de Segovia durante los siglos XII y
XIII, destacando la torre y su doble ábside con bellos
canecillos escultóricos.
Por otra parte, también sobresale el palacio o casona,
que se remonta a la Edad Media, aunque ahora esté
transformado. Completan el caserío de Lastras varias viviendas
para los empleados.
La
documentación e la presente página ha sido facilitada
por
Francisco Javier Montalvo Martín,
natural de Monterrubio, Doctor en Historia de Arte y
Premio Excmo. Ayuntamiento de Segovia del I Concurso de
Investigación "Segovia y su cultura". |
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